A nivel odontológico, estamos acostumbrados, por lo menos desde los años 80, a hacer uso de las esterilizadoras de calor seco y actualmente las autoclaves, las que eliminan prácticamente la presencia de cualquier tipo de virus. Las clínicas dentales mantienen controles estrictos de desinfección de superficies y esterilización del instrumental para la erradicación del virus en el ambiente de sala de espera, baños y también del ambiente de trabajo propiamente dicho.

Estas medidas de control de rigurosidad muy altas, en cuanto a desinfección y esterilización se han visto reflejadas en las mínimas tasas de contagio en las clínicas dentales. El riesgo de contagio es mucho menor comparado al resto del personal sanitario y población en general.

Entre las medidas para combatir el contagio y transmisión del virus tenemos:

1. Lavado de manos con agua y jabón, para los pacientes y el personal de la clínica dental, con relativa mayor frecuencia por los pacientes a ser atendidos. Asimismo se procede con la toma de la temperatura corporal

2. EPI´s o equipos de protección, como los mandilones, gafas protectoras, protectores faciales, protectores para aerosol, gorros, cubre zapatos, mascarillas N95 o similares

3. El paciente debe antes de cualquier procedimiento recibir un enjuague de peróxido de hidrógeno al 1% o algún enjuague con cloruro de cetilpiridino para minimizar la carga bacteriana y viral de la boca

4. Desinfección de todas las superficies del gabinete y unidad dental donde será atendido el paciente, con soluciones de amonio cuaternario

5. Esterilización en autoclave de todo el instrumental a ser usado en la consulta propiamente dicha

6. Serán utilizados elementos descartables tanto como la atención lo requiera

Sin lugar a dudas, gran reto para toda la población. Aún así debemos ser conscientes que tenemos que seguir cuidando nuestra salud mental y física para limitar las complicaciones.

A cuidarse, usen mascarilla, lávense las manos, distanciamiento social

Clínica Dental Reátegui